En la Vigilia Pascual Cristo resucitado vuelve a ser el agua viva, la luz que brilla en las tinieblas, la esperanza y la salvación para todos los hombres.
El amor del Padre no defrauda a quien se confía a Él. Cristo resucitado es para siempre el viviente que nos entrega su espíritu para estar con nosotros hasta el fin de los tiempos. Hay un futuro para el hombre, también para los pobres, los humillados, los crucificados. La muerte no tendrá ya nunca la última palabra, a pesar de la losa de nuestros pecados podemos empezar a ser hombres nuevos. La comunidad, vivificada por el Espíritu, es ahora el cuerpo terrenal y visible, que junto a su cuerpo glorioso, es incorporado por el Resucitado para seguir transparentando el rostro misericordioso del Dios que es amor, y para seguir pregonando una esperanza que nunca defrauda. En el Evangelio es la buena noticia, la mejor noticia.
¡Felices Pascuas de Resurreción!
¡Felices Pascuas de Resurreción!
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