La limosna significa compartir nuestros bienes con los que tienen más necesidad. Desde luego debemos dar de nuestros bienes económicos y debemos hacerlo con responsabilidad; pero también los otros bienes: nuestro tiempo, nuestros conocimientos, nuestras habilidades. Los primeros que están esperando una limosna de nuestro tiempo son nuestros hijos, nuestro cónyuge, nuestros viejos padres, con los que casi no convivimos. Vivir en serio la cuaresma nos prepara para vivir sinceramente nuestra Pascua.
En nuestra iglesia, aprovechando este tiempo litúrgico que nos ofrece la Santa Madre Iglesia, que es la Cuaresma, y que se caracteriza precisamente por la oración, el ayuno y la limosna, hemos preparado las cajas CUARESMALES, que son una especie de alcancía en la que podemos depositar en forma económica las privaciones y pequeños sacrificios que queramos ofrecer al Señor en ésta Cuaresma, como por ejemplo, privarnos de cigarrillos, dulces o golosinas, etc., y esto depositarlo en la alcancía, al final de la Cuaresma todo lo que logremos recoger de estas abstinencias lo utilizaremos para ayudar a las personas que más necesiten.
Porque hay mayor alegría en dar que en recibir (Hech. 20,35)
El Señor sabrá devolvernos en bendiciones, salud y misericordia, todo cuanto nosotros seamos también caritativos y misericordiosos con nuestros hermanos más necesitados, pues en su rostro se manifiesta Jesucristo.
Las cajas alcancías las recogeremos el día Jueves Santo en la ceremonia de las 7h00 de la noche, noche santa, en que Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre cuando instituye la Eucaristía y el Orden Sacerdotal, aceptemos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos, con la alegría de saber que esa muerte del Señor, no terminó en el fracaso sino en el éxito, tuvo un por qué y para qué: fue una "entrega", un "darse", fue "por algo" o, mejor dicho, "por alguien" y nada menos que por "nosotros y por nuestra salvación"
Que tengas una Cuaresma fructífera y que el fruto sea tu conversión.
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