Durante el transcurso de las revelaciones de Jesús a la hermana Faustina sobre la Divina Misericordia Él le pidió en diversas ocasiones que se dedicara una fiesta a la Divina Misericordia y que esta fiesta fuera celebrada el domingo después de la Pascua. Los textos litúrgicos de ese día, el segundo domingo de Pascua, son concernientes a la institución del Sacramento de Penitencia, el Tribunal de la Divina Misericordia, de manera que van perfectamente con las peticiones de nuestro Señor. La canonización de la hermana Faustina el 30 de abril 2000 representa el respaldo más grande que la Iglesia le puede dar a una revelación privada, un acto de infalibilidad Papal proclamando la segura santidad de la mística.
De hecho el día de la canonización de Sor Faustina
esta fiesta se extendió a lo largo de la Iglesia universal. Sobre esta fiesta
dijo Jesús:
"Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla
al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la
Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para
los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia.
Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de
Mí misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el
perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las
compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma
tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es
tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni
angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada
alma respecto a mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia.
La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre
solamente el primer domingo después de la Pascua. La humanidad no conocerá paz
hasta que se dirija a la Fuente de Mi misericordia." (Diario 699)
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